Cada primavera, entre los pinares de Doñana y las marismas de Huelva, tiene lugar una de las peregrinaciones más singulares y emocionantes del mundo: El Rocío. No es solo una romería, es un viaje colectivo de fe, de música, de tradición y de identidad profundamente andaluza. Durante días, miles de personas se echan al camino —a pie, a caballo o en coloridas carrozas—desde cualquier lugar de España y Europa para encontrarse con una devoción que trasciende lo religioso: la Virgen del Rocío, también conocida como «la Blanca Paloma».
Una historia centenaria
El origen de esta romería se remonta al siglo XIII, cuando, según cuenta la leyenda, un cazador descubrió en un árbol la imagen de una virgen en el paraje de Las Rocinas. Con el tiempo, el hallazgo se transformó en culto, y este en una cita multitudinaria que reúne cada año a hermandades llegadas desde toda Andalucía y de otros puntos de España. El actual santuario de El Rocío, en la aldea del mismo nombre, es el corazón de esta celebración.
Camino, cante y sentimiento
Lo que hace único al Rocío no es solo el destino, sino el camino. Cada hermandad realiza su propia peregrinación acompañada de Simpecados, carretas tiradas por bueyes, cantos flamencos, palmas, guitarras y esa forma de andar que tiene el pueblo andaluz cuando camina con emoción. La música lo impregna todo: las sevillanas rocieras, las plegarias cantadas, los tamboriles que resuenan al amanecer.
Los trajes tradicionales —flamencas de volantes, sombreros de ala ancha, zahones y mantones— convierten cada jornada en un desfile popular que combina lo festivo con lo espiritual. La convivencia entre peregrinos, el polvo del camino, los rezos improvisados y la alegría compartida hacen del Rocío una experiencia profundamente humana.
El momento cumbre: la “salta” de la Virgen
El punto álgido de la romería se produce en la madrugada del lunes de Pentecostés, cuando, tras una noche de fervor y cantos, los almonteños —los devotos del pueblo de Almonte, guardianes de la Virgen— «saltan» la reja del santuario para sacar en procesión a la imagen. Lo hacen con una pasión indescriptible, alzándola sobre los hombros entre una marea de emociones, promesas y lágrimas. Es un momento vibrante que pone el vello de punta a propios y extraños.
El Rocío, una experiencia única para el viajero
Para quienes viajan a Andalucía buscando autenticidad, vivir el Rocío —aunque solo sea una parte del camino— es adentrarse en el alma de un pueblo. Desde Door To Door Travel te proponemos acercarte a esta tradición milenaria de forma respetuosa y cercana, guiados por expertos que te ayudarán a comprender su riqueza cultural y simbólica.
Más que una peregrinación, El Rocío es una forma de sentir Andalucia…